domingo, 27 de noviembre de 2016

Mi primer alimento




No hay nada mejor que alimentarse bien desde el inicio, y cuando digo desde el inicio me refiero a nuestro primer alimento, la leche materna. La leche materna es -o debería ser- nuestra primera comida ya que es esencial para nuestro crecimiento. Para un recién nacido la leche materna debería ser su principal alimento y la lactancia debería ser exclusiva hasta por lo menos los seis primeros meses de vida. 

Resulta incompresible que algunos pediatras (lastimosamente muchos de ellos) recomiendan -y a veces “ordenan”- complementar la alimentación del bebé con leche de fórmula, ya que significaría complementar la alimentación del bebé con una imitación del alimento más completo que tiene a disposición en el seno materno, tomando en cuenta que, además, la leche de formula tiende a producir en el bebé gases y estreñimiento. 

La leche materna protege al bebé fortaleciendo su sistema inmunológico, y es adecuada en todo sentido para su desarrollo ya que:

 “además de proporcionarle todos los nutrientes necesarios para crecer, es como una barrera que le brinda protección extra contra todo tipo de infecciones y enfermedades, entre ellas: infecciones en el oído, infecciones respiratorias, diarrea, alergias, diabetes, obesidad, esclerosis múltiple, enfermedades virales y bacterianas e incluso algunos tipos de cáncer como la leucemia y el linfoma. Las niñas amamantadas también reciben protección contra cáncer de mama”; por otra parte,  “el cuerpo de una mujer que está lactando produce oxitocina, conocida también como "la hormona del amor", ya que despierta en la madre una sensación de bienestar y sentimientos muy fuertes de cuidar, amar y proteger a su bebé” (“Leche materna el mejor alimento… y mucho más” (en http://www.llli.org/lang/espanol/ncvol14_2_02.html 27 nov 2016), propiedades que la leche de fórmula no han logrado imitar.

Muchas empresas que tienen el negocio millonario de la leche de formula ingresan a los sistemas de salud con un marketing agresivo “convenciendo”, a través de su publicidad y muchas veces a través de los mismos pediatras, de que la leche de fórmula es mejor que la leche materna. A ello, se suma que alrededor del tercer mes de vida del bebé, el organismo de la mamá regula la producción de leche de acuerdo a la demanda de su hijo/a y se tiende a pensar que la producción de leche ha disminuido y no podrá satisfacer la necesidad del bebé. Es precisamente en este momento en donde entran estas leches “mágicas” para resolver el problema. En esta etapa parecería que los senos ya no tienen mucha leche porque no se sienten llenos como antes, pero es importante mencionar que sólo el 30% de la leche que consume el bebé está “almacenada” en los senos y el otro 70% se produce en el momento de la succión. Por lo tanto, no es que no se tiene leche o que se produce menos, es que el cuerpo ya sabe cuánto producir y en el momento que el bebé lo necesita lo produce.  

Por eso, es están importante dejar de lado los relojes y ese absurdo “consejo” de esperar a tener los senos llenos para dar de mamar, o el de dar de mamar 15 minutos por lado y cada tres horas. “Consejo “que además no tiene ningún respaldo científico más que el criterio de un pediatra que muchas veces no conoce más de lactancia que lo que leyó en algún libro con teorías ya caducadas. La lactancia debe respetar los tiempos del bebé y su necesidad, debe permitir establecer el vínculo madre- bebé y bebé-madre, este primer alimento también es el alimento del corazón, del vínculo de amor que crece entre la madre y este nuevo ser.

La lactancia materna, como recientemente lo ha establecido el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, es un derecho humano;  

«La lactancia es un derecho humano tanto para la madre como para los bebés y los estados deben de tomar medidas para frenar la comercialización de productos sustitutivos que afectan de forma negativa las decisiones de las mujeres » (en http://www.abc.es/sociedad/abci-expertos-declaran-lactancia-materna-derecho-humano-201611221251_noticia.html 27 nov 2016),
 
Por lo tanto, la leche materna es sin lugar a dudas el mejor alimento que un bebé puede recibir. Es el alimento de los lazos de amor que se entretejen entre la madre y el bebé. Es el primer alimento que recibimos y debemos darnos el tiempo necesario para disfrutar de ella.



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