No hay nada mejor que alimentarse
bien desde el inicio, y cuando digo desde el inicio me refiero a nuestro primer
alimento, la leche materna. La leche materna es -o debería ser- nuestra primera
comida ya que es esencial para nuestro crecimiento. Para un recién nacido la leche
materna debería ser su principal alimento y la lactancia debería ser exclusiva hasta
por lo menos los seis primeros meses de vida.
Resulta incompresible que algunos
pediatras (lastimosamente muchos de ellos) recomiendan -y a veces “ordenan”-
complementar la alimentación del bebé con leche de fórmula, ya que significaría
complementar la alimentación del bebé con una imitación del alimento más
completo que tiene a disposición en el seno materno, tomando en cuenta que, además,
la leche de formula tiende a producir en el bebé gases y estreñimiento.
La leche
materna protege al bebé fortaleciendo su sistema inmunológico, y es adecuada en
todo sentido para su desarrollo ya que:
“además de proporcionarle todos los nutrientes
necesarios para crecer, es como una barrera que le brinda protección extra
contra todo tipo de infecciones y enfermedades, entre ellas: infecciones en el
oído, infecciones respiratorias, diarrea, alergias, diabetes, obesidad,
esclerosis múltiple, enfermedades virales y bacterianas e incluso algunos tipos
de cáncer como la leucemia y el linfoma. Las niñas amamantadas también reciben
protección contra cáncer de mama”; por otra parte, “el cuerpo de una mujer que está lactando
produce oxitocina, conocida también como "la hormona del amor", ya
que despierta en la madre una sensación de bienestar y sentimientos muy fuertes
de cuidar, amar y proteger a su bebé” (“Leche materna el mejor alimento… y
mucho más” (en http://www.llli.org/lang/espanol/ncvol14_2_02.html
27 nov 2016), propiedades que la leche de fórmula no han logrado
imitar.
Muchas empresas que tienen el negocio
millonario de la leche de formula ingresan a los sistemas de salud con un
marketing agresivo “convenciendo”, a través de su publicidad y muchas veces a través
de los mismos pediatras, de que la leche de fórmula es mejor que la leche
materna. A ello, se suma que alrededor del tercer mes de vida del bebé, el
organismo de la mamá regula la producción de leche de acuerdo a la demanda de
su hijo/a y se tiende a pensar que la producción de leche ha disminuido y no
podrá satisfacer la necesidad del bebé. Es precisamente en este momento en
donde entran estas leches “mágicas” para resolver el problema. En esta etapa
parecería que los senos ya no tienen mucha leche porque no se sienten llenos como
antes, pero es importante mencionar que sólo el 30% de la leche que consume el
bebé está “almacenada” en los senos y el otro 70% se produce en el momento de
la succión. Por lo tanto, no es que no se tiene leche o que se produce menos,
es que el cuerpo ya sabe cuánto producir y en el momento que el bebé lo
necesita lo produce.
Por eso, es están importante
dejar de lado los relojes y ese absurdo “consejo” de esperar a tener los senos
llenos para dar de mamar, o el de dar de mamar 15 minutos por lado y cada tres
horas. “Consejo “que además no tiene ningún respaldo científico más que el
criterio de un pediatra que muchas veces no conoce más de lactancia que lo que
leyó en algún libro con teorías ya caducadas. La lactancia debe respetar los
tiempos del bebé y su necesidad, debe permitir establecer el vínculo madre-
bebé y bebé-madre, este primer alimento también es el alimento del corazón, del
vínculo de amor que crece entre la madre y este nuevo ser.
La lactancia materna, como recientemente
lo ha establecido el Consejo de Derechos Humanos de Naciones
Unidas, es un derecho humano;
«La lactancia es un derecho humano tanto para la madre como para los
bebés y los estados deben de tomar medidas para frenar la comercialización de
productos sustitutivos que afectan de forma negativa las decisiones de las
mujeres » (en http://www.abc.es/sociedad/abci-expertos-declaran-lactancia-materna-derecho-humano-201611221251_noticia.html
27 nov 2016),
Por lo tanto, la leche materna es
sin lugar a dudas el mejor alimento que un bebé puede recibir. Es el alimento de los lazos de
amor que se entretejen entre la madre y el bebé. Es el primer alimento que
recibimos y debemos darnos el tiempo necesario para disfrutar de ella.
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